Título: A orilla de las fuentes de Navajas

Navajas, en la comarca castellonense del Alto Palancia, atesora un territorio repleto de agua por los cuatro costados. Es el pueblo del olmo centenario, del Salto de la Novia, del manantial de la Esperanza, del río Palancia pero sobre todo es el municipio de las fuentes, algunas de las cuales son mineromedicinales. Un paseo por la ruta de las fuentes nos permitirá disfrutar de la frescura y el excelente sabor del agua de Navajas.

Navajas es uno de esos pueblos encantadores que se debe visitar antes de viajar al otro mundo. Si por algo destaca este pueblo de la ribera del río Palancia, es por el agua de excelente calidad que atesora, un bien preciado en vías de desaparición a consecuencia del tiránico cambio climático que irrumpe a buen paso. Hay dos símbolos concretos que merecen la atención del visitante: el olmo de la plaza y el Salto de la Novia. El olmo (Ulmus minor) porque después del ataque despiadado y desgarrador de la grafiosis que ha matado a miles de estos árboles por toda la península Ibérica ha convertido el árbol de Navajas en un monumento vivo, centenario, raro y único en el territorio valenciano. Y el paraje del Salto de la Novia porque es bastante difícil encontrar en cualquier lugar de la Comunidad Valenciana lugares con cascadas monumentales que viertan agua durante todo el año. Y si además es un paraje encantado por una leyenda de amor con final desgraciado, el hechizo del lugar lo hace más atrayente. Pero entre estos dos símbolos concretos, más o menos conocidos, hay otro abstracto protagonizado por una plétora de fuentes vivas y exultantes incluso en periodos de sequía. La fuente de Baños, del Curso, de los 13 caños, del Padre Miguel, de la Bañola, de la Virgen de la Luz y una larga retahíla que vale más conocer con un paseo de fuente en fuente. El caminante nunca se puede perder porque la ruta de las fuentes de Navajas transcurre siempre por la orilla del río Palancia. El ruido del río a un lado y el repique del agua de las fuentes al otro no permitirá que el caminante se pierda en el camino. Hay una banda sonora que no da lugar a duda: el agua.

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