Ciudad, democracia y salud en el Congreso del Agua

El 80 por ciento de la población de la Península Ibérica vive en áreas urbanas, por lo que el IX Congreso Ibérico de Gestión y Planificación del Agua, celebrado en Valencia, se ha centrado en proponer soluciones para integrar agua, ciudad y salud. Un problema en la relación humana con el entorno natural es la aparición de contaminantes emergentes que reflejan los hábitos de la sociedad y que las depuradoras no pueden eliminar. En el agua de la Albufera investigadores de la Universidad de Valencia han detectado, entre otras cosas, restos de cocaína, otras drogas ilegales y todo tipo de fármacos antiinflamatorios y antidepresivos.

Para tener agua de calidad en la ciudad antes hay que cuidar los ecosistemas de donde proviene y también lo que se hace posteriormente con ella. Parece un planteamiento lógico pero los investigadores constatan que la realidad dice otras cosas. Desde hace 20 años el esfuerzo el profesor Pedro Arrojo, creador de la , se ha centrado en recordar esas premisas y en explicar, por ejemplo, que el agua de los ríos no se pierde en el mar. Es necesario que llegue un caudal en cantidad y calidad suficiente para facilitar entre otras cosas la continuidad del ciclo hidrológico, es decir, para que el régimen de lluvias no sea alterado. Los ríos también aportan buena parte de la arena que forman las playas, los nutrientes que alimentan una gran cantidad de fauna marina o contribuyen a depurar los contaminantes.

Arrojo, un físico especializado en la economía del agua, ha asistido al celebrado por primera vez en Valencia. La cumbre, que se celebra cada dos años en una ciudad de España o Portugal, ha reunido una gran variedad de científicos centrados en integrar perspectivas y proponer soluciones en la relación entre los conceptos de agua, ciudad y salud. Las sesiones se han centrado en , que este año está previsto revisar. Pedro Arrojo destacó a SamarucDigital la importancia de esa norma como instrumento de sostenibilidad y espera que sus buenos principios no se diluyan a la baja en la revisión de sus planes de actuación. El científico considera importante centrar los esfuerzos en conseguir agua de calidad y en cantidad suficiente avanzado, al mismo tiempo, en la reducción de la contaminación química y orgánica.


Entre los numerosos temas abordados en el Congreso uno de los más llamativos es el de los contaminantes emergentes. Francesc La Roca, presidente del Comité Organizador, nos ha hablado de un estudio de la Universitat de València, publicado en 2010 en la revista científica  , que detecta en las aguas de la Albufera la presencia de restos de cocaína entre una extensa variedad de 14 psicotrópicos ilegales y fármacos antidepresivos y antiinflamatorios. Las concentraciones aumentan en épocas festivas del calendario, como la semana de fallas por ejemplo. Los efectos de estos compuestos químicos en el ecosistema están por determinar. El investigador explica que tanto los restos de drogas clasificadas como ilegales como las legales no pueden ser filtradas por los sistemas de depuración actuales, y del cuerpo humano pasan directamente a las alcantarillas y al entorno natural. La solución es compleja y pasa, entre otras cuestiones, por tratar de cambiar los hábitos y costumbres sociales.


La falta de absorción de agua en las ciudades es otro de los temas abordados. Francesc La Roca explica que las concentraciones urbanas, cubiertas de asfalto, cemento y todo tipo de materiales impermeables sellan el terreno y hacen que las gotas de lluvia acaban directamente en la alcantarilla. El científico habla de ideas para incluir materiales porosos que facilitan la infiltración del agua en la tierra para que vuelva a los acuíferos.

La Roca recuerda que hay que actuar en tres direcciones. Primero hay que cuidar los ecosistemas para reducir las necesidades de potabilización, después hay que adecuar la ciudad y los hábitos de consumo para ahorrar al máximo el agua y por último están los esfuerzos en la depuración. Los filtros verdes instalados en la Albufera de Valencia en , son un buen sistema natural para ayudar a reducir contaminantes de todo tipo.

Mejor el agua del grifo

Ante la costumbre cada vez más estas consumir agua embotellada, Francisco La Roca insiste en que es mucho más recomendable beber el agua del grifo. El investigador de la Universitat de València explica que los sistemas de control del agua para consumo humano en los núcleos urbanos tiene un elevado nivel de seguridad y garantías sanitarias. De la Roca considera que, sin embargo, la comunidad científica y los ciudadanos deben exigir a las administraciones que vigilen e incrementan la calidad del agua del sistema de abastecimiento público, que tiene un elevado precio para los ciudadanos y la sociedad en su conjunto.

La Roca recomienda reservar el uso de las botellas de agua para situaciones excepcionales, y recuerda el elevado gasto añadido de energía que provoca la producción de los envases y su traslado hasta el destino de consumo. El científico evidencia que el precio para el usuario, según donde compre el agua embotellada, puede ser tan elevado como un litro de gasolina.


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