El coche eléctrico, una opción cada vez más cercana

Todos hemos pensado en comprarnos un coche eléctrico para sustituir al ya viejo de gasolina. No es sólo por concienciación ecológica, es también por proyección de futuro. Pero todos nos hemos hecho las mismas preguntas ¿Es realmente ecológico? ¿Será más barata la electricidad para recargar las baterías que la gasolina? Y sobre todo ¿Tendré problemas de suministro en carretera, hay ya suficientes puntos de recarga dada la limitación de autonomía? ¿qué vida útil tendrá el coche y las baterías?

El transporte por carretera es responsable de más del 30% de las emisiones de CO2 en la UE, de las cuales el un 60,7% es debida a los coches. Las emisiones CO2 de los de los coches afectan al calentamiento global y otro tipo de emisiones de los vehículos como óxidos de nitrógeno NOx, monóxido de carbono CO, hidrocarburos sin quemar HC, compuestos de plomo, anhídrido sulfuroso y partículas sólidas, son gravemente perjudiciales para la salud de las personas. Hay cierto consenso en considerar al coche eléctrico  como la solución definitiva para acabar con las emisiones contaminantes de los vehículos y de los graves problemas de salud que originan. Y es cierto que el coche eléctrico en su uso contaminará mucho menos que uno que use motores de combustión interna y será un beneficio para la salud de las personas, sobre todo en las ciudades. 

Los coches eléctricos no son “0 emisiones”

Pero un coche eléctrico también contamina indirectamente en su fase de fabricación y desecho, en la generación de electricidad necesaria para que funcione y por la tecnología aplicada en las baterías. La fabricación de un coche eléctrico es más cara y deja una huella de carbono muy superior que la de uno de combustión interna. Hay quien llega a afirmar que si fabricáramos de golpe todo el parque móvil de vehículos a combustión actual para sustituirlo por eléctrico supondría una catástrofe ecológica. Pero en su uso  el eléctrico no emite C02 mientras circula, únicamente genera emisiones durante la recarga. Un coche de gasolina mediano emite de media 143 gramos de CO2 por kilómetro; y uno eléctrico similar entre un 47% y un 58% menos. Todo depende de las dimensiones de su batería y que tipo de energía se utilice para recargarlas. El kilometraje necesario para compensar o neutralizar esa diferencia entre producción y uso, depende de lo limpio que sea el mix energético en el país donde se utilice el coche. En un coche eléctrico comprado y utilizado en Europa se calcula que sería sostenible aproximadamente entre los 40.000 y 85.000 kilómetros recorridos para una vida útil de aproximadamente 200.000 kilómetros (dependiendo del tamaño de la batería y de las distintas marcas y modelos). 

El mayor problema de contaminación de los vehículos eléctricos, tanto en la fabricación como en su uso, son las baterías que emplean metales como cobalto, níquel, cobre, manganeso y litio, que tienen un impacto negativo en el medio ambiente (agotamiento de recursos minerales, la acidificación y la toxicidad humana durante su producción). Al final de la vida útil de la batería muchos de estos metales no se pueden recuperar y acaban incinerándose. 

ONGs como Greenpeace o Ecologistas en Acción han denunciado que la extracción de estos materiales para la fabricación de las baterías ya ha causado graves problemas medioambientales de salud y sociales en los países del sur global de donde se extraen.  En general están de acuerdo que los vehículos eléctricos parecen una posibilidad ecológica a la movilidad, pero no es la panacea, ni la solución definitiva en el estado actual de la tecnología. Advierten que no se puede vender el coche eléctrico como “0 emisiones” y que para ser realmente sostenibles es necesario que se alimente de fuentes renovables y que se respeten los derechos humanos y ambientales en los procesos de extracción, fabricación y reciclaje de las baterías. Esto hoy en día aun no está solucionado. En general las organizaciones ecologistas, aunque favorables al impulso al coche eléctrico, ven la solución en un cambio de modelo del consumo, de la movilidad urbana y del transporte. Apuestan por un comercio de proximidad que evite el transporte de largos recorridos y un diseño urbano de movilidad que impulse el transporte público para que exista una movilidad verde y sobre todo justa. No todo el mundo se puede comprar un coche eléctrico.

El desarrollo del vehículo eléctrico y conectado en España

Pero el futuro del automóvil ya está más que definido por la mayoría de los países y la industria automovilística, que además se enfrentaría a graves sanciones si sus coches siguen contaminando. La Unión Europea acaba aprobar el Proyecto Estratégico de Recuperación y Transformación Económica (Perte) para el desarrollo del vehículo eléctrico y conectado en España, con una inyección de 3000 millones de euros, a los que se sumarán otros 1300 millones de ministerios como el de Transición Ecológica y esperan que otros 19.700 millones de euros de inversión privada. La Comisión ha llegado a la conclusión de que la iniciativa es necesaria para facilitar las inversiones en I+D y en medidas de protección medioambiental en la cadena de suministro para vehículos eléctricos y conectados. El objetivo del PERTE del coche eléctrico es crear en España el ecosistema necesario para el desarrollo y fabricación de vehículos eléctricos y conectados a la red y convertir a España en el Hub Europeo de electro movilidad. Con el proyecto se espera alcanzar en 2023 los 250.000 vehículos eléctricos matriculados y entre 80.000 y 110.000 puntos de recarga desplegados.

La Diputación de Castellón apuesta por una movilidad sostenible.

Aun así, genera incertidumbre entre los conductores cuestiones como el precio, la vida útil de las baterías y la autonomía,  que aún frenan a muchos usuarios a dar el gran paso. Sobre todo a nivel local ¿Habrá en mi comarca puntos de recarga suficientes en mi comarca? Este plan nacional tendrá que tener en cuenta al mundo rural si no queremos que se acabe despoblando definitivamente o crear dos mundos paralelos. Para ello, la Diputación Provincial de Castellón ha puesto en marcha un plan para la introducción de una red provincial de puntos de recarga para vehículos eléctricos como herramienta para fomentar el desarrollo económico y social, además de ser fundamental para mejorar la sostenibilidad urbana y la reducción de emisiones. La red se extiende por toda la provincia gracias a que se han seleccionado los municipios atendiendo a la premisa de instalar un nuevo punto de recarga a partir de los 20 km de distancia. Además, en la valoración de los municipios se ha tenido en cuenta el tamaño de la población (más valorado cuanto más pequeño), ser municipio turístico, pertenecer a cualquiera de las rutas turísticas impulsadas por la Diputación de Castellón (ruta del sabor, ruta del temple, Castellón arqueológico, etc.), tener fiestas de interés turístico, su oferta de alojamiento y restauración y ser municipios con parque natural en su término municipal. Una apuesta que, por otro lado, ayudará a un turismo más sostenible.  ya que los puntos serán  de recarga semi rápida que realizan las cargas en alrededor de dos horas, tiempo que se puede emplear para visitar el municipio, comer en un restaurante o hacer unas compras, dinamizando así la economía local.



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