Magda se diseñó en un despacho a muchos kilómetros de aquí

La Asociación Nuestra Tierra celebra la enmienda que se ha aprobado a las Cortes que permitirá paralizar proyectos aprobados por el estado español, pero que no tengan el visto bueno del Consejo. En el apartado número 3 se pide al consejo que, en caso de que el Gobierno Central no cumpla los acuerdos de las Cortes, se emplee la vía jurisdiccional para recorrer las autorizaciones que el gobierno central apruebe.

La Asociación Nostra Terra celebra la enmienda que se ha aprobado a les Corts, a instancia de Compromís, que permitirá paralizar proyectos aprobados por el estado español, pero que no tengan el visto bueno del Consell. En el apartado número 3 se pide al consejo que, en caso de que el Gobierno Central no cumpla los acuerdos de les Corts, se emplee la vía jurisdiccional para recorrer las autorizaciones que el gobierno central apruebe.

Hay que recordar que el proyecto Magda hace meses que recibe informes desfavorables de diferentes organismos de la Generalitat, pero, aun así, el gobierno central, a inicios de febrero, publicó una declaración de impacto ambiental favorable, el primer paso administrativo para materializar el proyecto. Las reacciones a esta aprobación no se hicieron esperar. Isaura Navarro, consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Energética, consideró "inadmisible que prevalezca la decisión de Madrid por encima de los informes negativos que ha emitido la Generalitat, que es quien tiene la competencia en la gestión del territorio".


Las medidas compensatorias que contempla la declaración de impacto ambiental tampoco acaban de convencer: "No volamos medidas compensatorias, queremos que no se ejecute Magda. Es un modelo extractivista que no doy ningún beneficio en el territorio y está en contra de la voluntad de las habitantes", aseguran desde Nuestra Tierra.

El acuerdo que se ha tomado en las Cortes es esencial y una gran noticia, puesto que arrecia el compromiso del gobierno autonómico para defender los ciudadanos de macroproyectos que se diseñan en despachos, a muchos kilómetros de los territorios afectados.

Hace pocas semanas, en un encuentro a les Coves con el presidente de la Diputación de Castelló, Jose Martí, y la directora general de Industria, Silvia Cerdà, los representantes de ambos organismos se comprometieron a apoyar a Nuestra Tierra si hubiera que recurrir a la vía judicial para frenar las posibles autorizaciones estatales al proyecto. El presidente de la asociación Nuestra Tierra, Miguel Ángel Rodrigo, afirma: "Tenemos intención de luchar por todas las vías posibles y tener el Gobierno Autonómico y a la Diputación Provincial a nuestro lado nos da fuerza y esperanzas".


Reducciones "a medias"

Hace pocos días diferentes empresas con proyectos fotovoltaicos en todo el país anunciaban reducciones considerables en la extensión de sus proyectos. Es también el caso de Akuos, promotora de Magda, que anunció una reducción del 40% de la ocupación de los terrenos, es decir, casi la mitad de las 472 hectáreas previstas inicialmente.

Para Nuestra Tierra este es un mensaje que, lejos de tranquilizar la población, hace sospechar más todavía sobre la opacidad del proceso y las intenciones reales de la empresa a corto, mediano y largo plazo. "Aunque se reduzca el proyecto continúa siendo un modelo de transición energética que no respeta ni el territorio ni a las personas". De hecho, mientras Akuos y otras empresas con proyectos similares en todo el estado anuncian que reducen hectáreas, son cada vez más los nuevos proyectos de parques de energías renovables que se presentan.

Hay otras soluciones.

No compartimos argumentos como que las macroplantas son imprescindibles y la única solución al déficit energético a Castelló. Como siempre, pierden las zonas más despobladas y vulnerables del territorio. Nos escogen no por necesidad, sino por comodidad: el terreno rústico es barato, y la poca densidad de población favorece también una menor presión social contra el proyecto.

Se equivocan por muchos motivos. El primero, en el caso de Magda, es que ocupan zonas agrícolas en plena producción. Cambiar cultivos por placas solares puede tener efectos devastadores sobre los agricultores y ganaderos, y sobre la economía de toda la comarca, en general. Estas zonas agrícolas son además zonas habitadas, con cortijos donde viven familias desde hace siglos. Esas personas tendrán que dejar casa suya, los será imposible vivir entre un mar de placas. Y todo para qué? Para transportar energía a decenas de kilómetros de distancia.

Para la asociación Nuestra Tierra las alternativas viables son la ocupación de terrenos donde realmente hay déficit energético, y la ocupación de zonas antropizadas y de escaso valor ambiental, zonas industriales, infraestructuras viarias como por ejemplo autopistas, minas, vertederos,... En todas estas zonas, con un mínimo impacto se puede producir energía fotovoltaica. Quizás con un poco más de inversión que con los actuales proyectos, pero con cero afecciones en la vida rural y a las personas que habitamos.

Las macroplantas como la de Magda se diseñan en despachos a muchos kilómetros de aquí, por personas que no se plantean cuál es la realidad del territorio que pretenden ocupar: si hay cultivos, si vive gente, si se puede destruir el futuro de todas las personas que habitan el territorio... Y en el caso de Magda en les Coves de Vinromà, la empresa promotora contó además con el apoyo incondicional del gobierno municipal, quién le otorgó la compatibilidad urbanística y el regalo de posicionarse de una forma tan ambigua que solo se puede interpretar como que están a favor, al contrario de casi todos los alcaldes y ayuntamientos de la provincia que apoyan a una implantación racional de las energías renovables y se oponen a abusos como el de Akuos con el proyecto Magda.

Por qué el gobierno municipal de las Cuevas apoya a la empresa y niega cualquier tipo de diálogo con los afectados que nos oponemos al proyecto?

Quizás para engrosar unas arcas municipales necesitadas de ingresos? Si se tiene que hacer una transición energética, se puede hacer otras maneras, y Magda es un ejemplo de libro de cómo no queremos que se haga esa transición energética, asediando a la ciudadanía con mentiras y medias verdades. Mientras empresas como Akuo, con la excusa de paliar un hipotético déficit energético, elijan zonas rurales sin importar las consecuencias, esa transición será injusta e inadmisible.

Nuestra Tierra cree en otro modelo de transición energética, haciendo partícipes a los ciudadanos de la producción y la gestión de energía. Aprovechar tejados, fomentar el autoconsumo de los ciudadanos se pueden incentivar las comunidades energéticas locales, las cooperativas energéticas. Se puede producir energía en los tejados de las zonas residenciales, comerciales, industriales, deportivas, educativas, de edificios e infraestructuras públicas, etc. Y si con todo esto no es suficientes, se puede recurrir a ocupar zonas rurales improductivas, sin afección al medio ambiente y las personas, y así no se perjudica a nadie.

Así que, con el gobierno local en contra y las instituciones autonómicas y casi la totalidad de partidos políticos de nuestro lado, continuaremos luchando por una implantación racional de las energías renovables.


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