Los mega-incendios y la Comunidad Valenciana

La Comunidad Valenciana es la zona con mayor cantidad de mega-incendios de España, y probablemente de Europa, desde que hay registros estadísticos. Así lo recoge el informe sobre la regeneración de los grandes incendios de 2012 elaborado para la Generalitat por el CEAM (Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo). Sus autores presentan una síntesis para Samaruc Digital, donde analizan los efectos de los grandes fuegos de Cortes de Pallás y Andilla. Además plantean como se debería actuar en esas zonas.

José Antonio Alloza i Ramón Vallejo

El término mega-incendio define los incendios forestales de gran superficie que producen altos impactos, tanto en los ecosistemas como en la sociedad. Los mega-incendios están aumentando en todo el mundo y son responsables de una gran parte del impacto originado por el fuego, tanto a escala global (por ejemplo en la emisión de gases de efecto invernadero) como local. Esta tendencia es previsible que se incremente a corto plazo debido a las consecuencias del cambio climático.

La Comunidad Valenciana presenta unas condiciones biogeográficas que la hacen especialmente propensa a la ocurrencia de mega-incendios. En la base de datos sobre incendios forestales de España, desde 1968 hay registrados 11 casos que superan las 20.000 ha forestales quemadas, de ellos el 55% corresponden a la Comunidad Valenciana. Para el mismo periodo en España hay contabilizados 18 incendios de más de 15.000 ha, el 56% en el territorio valenciano.

Concentración de mega-incendios en Valencia

La Comunidad Valenciana es la zona de España que ha sufrido mayor proporción de mega-incendios desde que tenemos registros directos, y probablemente de Europa. Además del elevado número de mega-incendios destaca el elevado porcentaje que estos fenòmens representan en el total de la superficie quemada. Así, los incendios de más de 20.000 ha suponen el 17% del total de la superficie quemada en el periodo 1968-2014 (este porcentaje representa solamente el 2,4% en España). Valencia es la provincia más afectada por los mega-incendios (Figura I), tanto en número como en extensión, con cuatro incendios de más de 20.000 ha. Además, desde 1978 (año a partir del que se dispone de información cartográfica) un 32% de la superficie quemada por grandes incendios (de más de 500 ha) se ha vuelto a quemar en otro gran incendio.


El cambio climático incrementa el riesgo de mega-incendios

Dentro de un contexto de clima mediterráneo favorable a la propagación del fuego, la Comunidad Valenciana presenta unas condiciones estructurales, de relieve y meso-meteorológicas, que generan situaciones extremas de vientos durante la estación estival (ponientes, brisas y ciclos combinados) con relativa frecuencia, situaciones que en ocasiones generan incendios que superan la capacidad de extinción y se convierten en mega-incendios. Las proyecciones de cambio climático indican una intensificación de las sequías y del riesgo de incendios para el sur de Europa.

Alta intensidad y severidad

Los mega-incendios producen la homogeneización del paisaje con tipos de combustibles (comunidades vegetales) que facilita la propagación del fuego a medio plazo e incrementa la probabilidad de nuevos grandes incendios. Estos fenómenos también se caracterizan por su alta intensidad y severidad. La severidad del fuego está considerada como un factor crítico en el impacto de los incendios y en la pérdida del componente biológico y, en consecuencia, en la posterior regeneración tras el incendio.

En los grandes incendios del 2012 de la Comunidad Valenciana, se ha observado que en Andilla más del 66% de la superficie ardió con severidad alta o muy alta, porcentaje que en el incendio de Cortes de Pallás supone casi el 75% de la superficie quemada, posiblemente debido a que gran parte de la superficie afectada se había quemado ya en los mega-incendios de 1994. Sin embargo, esta alta severidad no ha supuesto una merma en la capacidad de regeneración de los pinares en aquellas masas que habían alcanzado la madurez reproductiva, ya que al cabo de más de 30 meses se observan densidades de regenerado muy altas.

Quema sobre quemado

En el incendio de Cortes de Pallás de 2012, más del 90% de la superficie afectada ya se había quemado en anteriores incendios, cuya regeneración dio como resultado comunidades vegetales muy inflamables con gran acumulación de combustible y una elevada continuidad espacial. Es previsible, tal y como se ha observado, que la recuperación de la vegetación en las zonas quemadas en 2012 repita este patrón y, por lo tanto, se generen comunidades con un riesgo de incendio creciente a medio plazo. En consecuencia, la gestión de estas áreas debería incluir tratamientos que combinen la regeneración de la vegetación y el control del combustible con el objetivo, a largo plazo, de reducir el riesgo de nuevos incendios y mejorar la calidad de la vegetación.

Ayuda a la regeneración

Por el contrario, en Andilla el incendio del 2012 afectó mayoritariamente a superficies de pinar maduro, las cuales están regenerando con altas densidades y es probable que a corto plazo (4-5 años) se produzcan serios problemas de competencia, con estancamiento del crecimiento de las masas en regeneración y acumulación de combustibles altamente inflamables (Figura 2). En estas zonas sería recomendable realizar tratamientos de ayuda a la regeneración para favorecer la evolución y crecimiento de estas comunidades, así como para disminuir el riesgo de posibles nuevos incendios.

igura 2. Regeneración extremadamente abundante de pino carrasco en antiguos campos de cultivo. Arriba: detalle de la densidad de pimpollos en un marco de 0,25 m2.Foto tomada en abril 2015.

Figura 4. Ejemplares quemados de sabina negral, sin regeneración posterior al incendio de Andilla, Las plántulas que se observan corresponden a aulaga. Foto: zona La Cumbre-Rincón Royo en marzo 2015.

Recolonizar después del fuego

Desde el punto de vista de la regeneración de la cubierta vegetal, en las especies adaptadas al fuego la regeneración es independiente del tamaño del incendio, ya que tiene lugar a partir de elementos reproductores de las plantas presentes en la zona quemada. Sin embargo, el tamaño del incendio es muy relevante para las especies vulnerables, ya que estas especies tienen que recolonizar las zonas quemadas desde fuera del perímetro del incendio. En relación con los incendios de 2012, este factor es especialmente importante en el caso de Andilla, ya que se han visto afectadas especies como la sabina negral (Juniperus phoenicea), la sabina rastrera (Juniperus sabina) y el pino laricio (Pinus nigra ssp salzmanii), especies con escasa capacidad de regeneración después del incendio (Figura 3 y 4).

José Antonio Alloza y Ramón Vallejo

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