La trufa, los avellanos y Benassal

Potenciar el cultivo de la trufa y darlo a conocer a los agricultores locales ha sido el objetivo de unas jornadas en la localidad de Benassal (Alt Maestrat) organizadas por LA UNIÓ de Llauradors y la Cooperativa Benasalense, con la colaboración de la Diputación de Castellón.

Varios estudios realizados confirman que el cultivo del avellano es una alternativa bastante viable para los agricultores tanto para obtener avellanas como para producir trufas y otros hongos comestibles de alto valor gastronómico y económico. El avellano es por tanto un arbusto productor importante de trufa.

Las Trufas son el fruto de un hongo subterráneo, fruto de un micelio que se desarrolla en asociación con las raíces de ciertos árboles o arbustos a los que se denominan especies truferas, por ejemplo: el roble (Quercus faginea), la coscoja (Quercus coccifera), el avellano (Corylus avellana), encina (Quercus ilex). Se encuentran debajo de la superficie del suelo a unos 20 cm. de profundidad aproximadamente. Todas ellas viven asociadas a las raíces de diferentes especies vegetales formando un órgano de intercambio mutuo, o simbiosis, denominado micorriza. Entre las reinas de las trufas destacan , tradicionalmente, 2 especies: la trufa negra (Tuber melanosporum) y la Trufa blanca (Tuber magnatum).

Benassal enclave idóneo para la truficultura

Benassal destaca por la agricultura de secano sobre todo el avellano y el almendro. La mayor producción de avellanas del Estado se concentra en Cataluña (Tarragona), seguido de las comarcas de interior del norte de Castellón, donde destaca la superficie existente en Benassal. Que también es distingue por tener uno de los exponentes de bosque de roble valenciano con gran cantidad de encinas. Un tipo de bosque que antaño cubría buena parte del territorio de la Comunidad Valenciana pero que hoy en día sólo es posible verlos en pocos enclaves como en el bosque de El Rivet.

La gran presencia de árboles y arbustos truferos junto a la climatología propia hacen de Benassal un lugar ideal para la fruticultura

La trufa un hongo comestible de alto valor gastronómico y económico.

LA UNIÓ considera que la truficultura es una actividad que hay que potenciar y divulgar, no sólo por sus ventajas medioambientales como la contribución a la forestación de suelos agrarios y evitar la erosión, sino también desde el punto de vista económico, puesto que es una fuente de innovación y diversificación y un complemento de rentas en áreas deprimidas.

La trufa, el llamado diamante de la cocina, tiene grandes beneficios económicos, siendo un complemento alimenticio muy apreciado en gastronomía por su aroma y sabor. Muchas veces se paga su precio en oro, llegando a costar 1.000€ el kilo.

Pero además puede generar ingresos adicionales por un creciente turismo de interior y experiencial para el que resulta muy atractivo la recolección de trufas con perro o cerdos.

En España se recolecta alrededor de un 50% de la recolección mundial sobre todo en las provincias de Teruel, Soria y Navarra (tierra Estella). 

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