Soluciones sostenibles para un mundo mal alimentado

800 millones de personas pasan hambre, mientras otros 1.000 millones tienen problemas por sobrealimentación. Un contraste dramático y muy real que ha centrado las sesiones de los diálogos sobre nutrición y sistemas alimentarios sostenibles celebrados en Valencia. La reunión, cargada de propuestas, ha reunido expertos de todo el mundo dentro de los actos de la capitalidad mundial de la alimentación.

Más de la mitad de la población mundial sufre problemas por mal nutrición y no todos por falta de comida, también por exceso. El fundador de la Cátedra Unesco en Motpeller, Jean-Louis Rastoin, destaca como esos problemas alimentarios están relacionados con el 50% de la mortalidad mundial. El veterano especialista francés sobre la economía alimentaria explica que vivimos dominados por el llamado "paradigma del transhumanismo" basado en "la fe en la ciencia, la tecnología y el mercado", que generan un consumo masificado y homogeneizado por la imposición de las grandes cadenas alimentarias. Como alternativa el investigador propone un sistema de proximidad basado en la agroecología, una eco-concepción industrial y circuitos cortos de comercialización, con redes de micro empresas. Un sistema con el apoyo de una política alimentaria que debería incluir incentivos como la reducción del IVA.


Las propuestas de Rastoin son algunas de las muchas ideas y experiencias aplicadas en diversas partes del mundo, que se han compartido y debatido en los Diálogos sobre Nutrición y Sistemas Alimentarios Sostenibles, celebrados en la Universidad Politécnica de Valencia. Las jornadas han sido el primer gran acto de Valencia como Capital Mundial de la Alimentación Sostenible, que ha reunido a representantes de todo tipo de sectores relacionados con la comida desde agricultores y distribuidores, hasta investigadores universitarios, dirigentes políticos, comerciantes o consumidores.

El acto inaugural contó con la asistencia de la número dos de la FAO, Marcela Villarreal, Directora de la División de Promoción Institucional y Desarrollo de Capacidades. Villarreal recordó que la población que pasa hambre en el mundo se han reducido en un 19% respecto a los niveles de 1990. Pero detrás de las cifras frías y los porcentajes matemáticos hay 800 millones de personas que siguen sufriendo hambre en el planeta, una situación "escandalosa" en palabras de la dirigente del organismo de la ONU para la alimentación y la agricultura. Marcela Villarreal recuerda que el objetivo es reducir a 0 los niveles de hambre antes de 2030, al tiempo que asegura que las desigualdades entre ricos y pobres siguen aumentando.


Un tema esencial para la alimentación es el futuro de la agricultura en todo el mundo, también evidentemente en Valencia. En la actualidad el territorio valenciano "es líder en superficie agrícola abandonada en España" según aseguró el secretario general de la Asociación Valenciana de Agricultores, Cristóbal Aguado, que lamenta "la tiranía de la gran distribución" y defiende la soberanía alimentaria. Ramón Mampel, secretario general de La Unió de Llauradors i Ramaders, considera necesario una agricultura con sostenibilidad económica, social y medioambiental, y puso como ejemplo la explotación ecológica que gestiona la Unió. Mampel insistió en la falta de relevo generacional en las explotaciones agrícolas valencianas.

El modelo “precios bajos”

El ex primer ministro de Rumania y ex Comisario Europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, aseguró en Valencia que la política comunitaria está cambiando para tratar de preocuparse más del productor y de un sistema alimentario sostenible. Ciolos, un político comunitario pionero en la defensa de la agricultura ecológica y revolucionario en sus tesis sobre la PAC, insistió en la necesidad de dar más importancia a la calidad de los productos y huir del modelo de "siempre precios bajos" que dañan los productores y los consumidores. El dirigente rumano considera necesario reivindicar el patrimonio agrícola como un valor inmaterial del territorio, más allá del precio de mercado.

En las jornadas participó una nutrida representación de dirigentes políticos autonómicos y municipales, entre ellos el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, la vicepresidenta Mònica Oltra y la consellera de Agricultura, Elena Cebrián. También asistieron la Vicepresidenta de la Diputación, Maria Josep Amigó, el alcalde Joan Ribó, la concejala de Agricultura, Consol Castillo, el de Participación Ciudadana, Jordi Peris, la concejala de Medio Ambiente, Pilar Soriano, y el de Cultura Festiva, Pere Fuset, así como la concejala popular Maria Àngels Ramón-Llin. Al encuentro asistió además el rector de la Universidad Politécnica, Francisco Mora, y la vicerrectora de Responsabilidad Social, Rosa Puchades.

La alimentación es demasiado importante

El alcalde Joan Ribó, ha defendido ante el consejo de la FAO en Roma, poco después de las jornadas, la necesidad de fomentar la agricultura en las áreas urbanas como solución a los problemas alimentarios, y considera que "la alimentación es demasiado importante para dejarla en manos de los mercados globales".

Los dirigentes de la FAO asistentes al encuentro de Valencia destacaron las iniciativas de la ciudad en relación a la agricultura y la alimentación con unas características que la convierten en un ejemplo único. Los mercados de proximidad que se están esparciendo por los barrios de la ciudad se están combinando con el mantenimiento y ampliación de la Tira de Comptar, un sistema tradicional de compraventa de frutas y hortalizas al por menor que se mantiene en activo desde tiempos de Jaume I. al mismo tiempo proliferan los huertos urbanos que ayudan a recuperar terreno de cultivo perdido, además de otras iniciativas como la promoción de la comida sostenible en los comedores escolares o la coordinación de un organismo como el Consejo Agrario Municipal. Un hecho diferencial que hace única a Valencia es su relación de amor y odio con la huerta, que a pesar de la destrucción urbanística conserva un cinturón que aporta producción agrícola de primera mano. Otra situación privilegiada es la unión con un gran humedal como la Albufera, con sus campos de arroz, y la localización junto al mar. Todo puede forma parte de una economía que podría ser aún más circular.

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El hambre en el mundo se acabaría si recuperaremos todo lo que lanzamos cada día a la basura. No es un tópico ni un caso de beneficencia, la realidad dice, según datos de la ONU, cada año lanzamos a la basura 1.300 millones de toneladas de alimentos, lo que supone un tercio de la producción alimentaria total. Un 42% de esos desperdicios se producen en nuestras casas, un 39% en la fabricación, un 14% en la restauración y un 5% en la distribución, según datos aportados por Javier Quiles, director de Relaciones Externas de Consum, que reconoce la existencia de unos malos hábitos de compra y consumo, así como casos de una inadecuada gestión y manipulación de los productos. El representante de la cooperativa valenciana defiende que el consumidor no sea obligado a comprar más de lo que quiere, y pone como ejemplo las bandejas de fruta cerradas con plástico con las piezas contadas.

La portavoz de la Confederación de consumidores y Usuarios, Ana Etchenique, coincidió en subrayar que comprar "es una decisión política" que toma cada consumidor. Etchenique destacó que es necesario abandonar el invidualismo de los años 90 que sirvió como herramienta para potenciar un crecimiento insostenible, cargado de agresiones medioambientales, y "recuperar la conversación", para reunir todas las partes implicadas en el proceso alimentario desde los productores hasta los consumidores.

La capitalidad mundial de Valencia forma parte de las acciones iniciadas con la aprobación del Pacto de Milán, el primer protocolo internacional en materia alimentaria realizado entre entidades locales, que nació en la ciudad italiana en 2015. Hasta el momento 138 ciudades han firmado el pacto entre ellas grandes urbes como Sao Paulo, Buenos Aires, Nueva York, Pekín, México, Melbourne, Dakar, Nairobi, Belo Horizonte o Toronto. Los representantes de todas ellas están convocados a una gran cumbre que está previsto celebrar en Valencia en octubre.

Las jornadas han servido como escaparate de experiencias aplicadas a todas las partes del mundo, como el proyecto Food for Cities de la FAO, que analiza en 8 ciudades de América latina y África el recorrido que siguen los alimentos hasta llegar a su destino final . Otras 47 poblaciones del Reino Unido son objeto de otro proyecto para estudiar la seguridad alimentaria de los productos y construir una red más sostenible. Un trabajo que dirige la ingeniera agrónoma valenciana Ana Moragues, que investiga sobre alimentación en la Universidad de Cardiff en el País de Gales, que tuvo que emigrar para desarrollar su actividad científica. Ella es autora de diversas publicaciones centradas en la construcción de cadenas de comercialización "más cortas o más justas". Moragues evidencia como muchas veces "no sabemos realmente de dónde viene nuestra comida" debido a la complejidad de los sistemas logísticas que distribuyen los alimentos, con los consiguientes riesgos alimentarios. Como ejemplo recuerda la crisis europea relacionada con el descubrimiento de carne de caballo sin etiquetar en hamburgueses, el año 2012. La investigadora defiende restablecer los vínculos entre productores y consumidores mediante los mercados de proximidad o las cooperativas.

Las jornadas también han atraído a los representantes de la Fundación Daniel & Nina Carasso, dedicada a fomentar la alimentación sostenible y el arte ciudadano. En la actualidad está apoyando a 200 proyectos.

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