Agroecología vs agroindustria ante la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU

Amigos de la Tierra, CERAI, COAG y Justicia Alimentaria solicitan al Gobierno español que no participe en la Cumbre de Sistemas Alimentarios 2021 que tendrá lugar en Roma del 25 al 28 de Julio. Denuncian que la Cumbre está dominada por los intereses de grandes multinacionales, que no se basa en los derechos humanos y de los pueblos y que rediseña la gobernanza mundial desde la perspectiva de las empresas transnacionales. Las organizaciones agrarias, sociales y ecologistas se suman a las movilizaciones internacionales para desafiar la Cumbre, así como a los Diálogos Nacionales y a la pre cumbre de Roma los días 25, 26 y 27 de julio

Las organizaciones Amigos de la Tierra, CERAI, COAG y Justicia Alimentaria solicitan al Gobierno español que no participe en la Cumbre de Sistemas Alimentarios (UNFSS) impulsada por el António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, el próximo mes de septiembre en Nueva York. Para las organizaciones “dicha cumbre supone un intento encubierto de deslegitimación de los mecanismos y espacios de la ONU en materia alimentaria, en especial del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de las Naciones Unidas (CSA), debilita considerablemente el papel de los Estados frente a empresas transnacionales y se doblega ante el modelo financiero mundial. Además, dicho proceso margina y excluye a las organizaciones de la sociedad civil, en particular a las organizaciones de productores y productoras de alimentos”.

Las organizaciones consideran que el Gobierno de España no debe participar ni en la precumbre ni en la Cumbre de Sistemas Alimentarios que tendrá lugar en septiembre en Nueva York y, al contrario, tiene que asegurar que su representación en las agencias con sede en Roma y en el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial siga siendo central para los debates multilaterales sobre alimentación y agricultura.

Movilización mundial 

Con ello estas organizaciones españolas se unen a la contramovilización mundial contra los actos previos a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, del 25 al 28 de julio de 2021 lanzada por las organizaciones de la sociedad civil y de los pueblos indígenas. El Mecanismo de la Sociedad Civil y los Pueblos Indígenas (MSC) para las relaciones con el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) lleva desde 2019 observando el desarrollo de organización de la cumbre y enviandoles cartas al Sr. Guterres y al Embajador Thanawat Tiensin, Presidente del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la ONU, manifestándoles su preocupación por la forma en que han evolucionado los preparativos de la Cumbre. Los convocantes sostienen que la Cumbre desvía la atención de los verdaderos problemas a los que se enfrenta el planeta en la encrucijada actual. Para los convocantes “la Cumbre es fruto de una asociación entre las Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial (formado por las 1 000 empresas más importantes del mundo) y está desproporcionadamente influenciada por el sector agro-alimentario industrial, además de carecer de mecanismos de transparencia y responsabilidad”.

En una carta dirigida a Guterres, firmada por más de 500 organizaciones de todo el mundo, la OMS advierten que “la Cumbre no se está construyendo sobre el legado de las anteriores cumbres mundiales sobre la alimentación, que estaban claramente ancladas en la Organización de las Naciones Unidas para  la  Agricultura  y  la  Alimentación  (FAO)  y  dieron  lugar  a  la  creación  de  mecanismos  de gobernanza  innovadores,  inclusivos  y  participativos  con  el  objetivo  de  realizar  el  derecho  a  una alimentación adecuada para todos. Afirman, así mismo, que “el acuerdo de asociación estratégica del Foro Económico Mundial (FEM) firmado en junio de 2019 arroja una nube sobre la integridad de las Naciones Unidas (ONU) como sistema multilateral”. 

La cumbre de la agroindustria

Además, para MSC,  “el  nombramiento  de  la  Sra.  Agnes  Kalibata,  actual  presidenta  de  la  Alianza  para  una Revolución Verde en África (AGRA) como su Enviada Especial para la Cumbre presenta un claro conflicto de intereses con respecto al propósito declarado de la Cumbre… ya que AGRA es una alianza que promueve los intereses de la agroindustria. El papel de la agroindustria en la configuración de los sistemas alimentarios ha sido cuestionado por grandes sectores de la población en todo el mundo y en un cuerpo de investigación en constante aumento: empresas transnacionales (ETN) y los inversores que se benefician de la agricultura, la pesca y la ganadería industriales son responsables de la destrucción de los ecosistemas, la apropiación de tierras, agua y recursos naturales, el socavamiento de los medios de subsistencia de los Pueblos Indigenas y de las comunidades rurales, la perpetuación de las condiciones de trabajo de explotación, la creación de problemas de salud y de una proporción importante de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)”.

Para los convocantes de la movilización “pese a que la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios afirma que es una “Cumbre de los pueblos” y una Cumbre de “soluciones”, en realidad facilita una mayor concentración empresarial, fomenta cadenas de valor globalizadas insostenibles y promueve la influencia de la agroindustria en las instituciones públicas…. La Cumbre es un intento de los agentes corporativos de normalizar los apaños tecnológicos rápidos y perjudiciales, que no abordan las injusticias estructurales como el acaparamiento de tierras, territorios y recursos, la pérdida de biodiversidad y creciente la desigualdad económica”.

La contracumbre

Para la organización la solución ya existe y se llama agricultura agroecológica, un sistema de producción que se adapta constantemente a las necesidades, costumbres, suelos y climas locales. Como han atestiguado innumerables expertos, aseguran, la agroecología mejora la nutrición, reduce la pobreza, contribuye a la justicia de género, combate el cambio climático y enriquece las tierras agrícolas.   

La MSC ve urgente “cambio radical en la forma en que producimos y consumimos alimentos. La crisis de Covid-19 ha exacerbado los profundos problemas estructurales ya existentes de los sistemas alimentarios corporativos y cada vez más globalizados. Una transformación radical, agroecológica y basada en los derechos humanos de los sistemas alimentarios es más urgente que nunca, hacia la soberanía alimentaria, la justicia de género, la justicia climática, la justicia económica y social, la biodiversidad, la salud de las personas y el planeta, condiciones previas para una paz duradera”.       

La contramovilización paralela presentará las realidades de las personas que producen alimentos en pequeña escala y, en general, de las personas trabajadoras, así como sus visiones para una transformación de los sistemas alimentarios basada en los derechos humanos y en la agroecología. Se destacará la importancia de la soberanía alimentaria, la agricultura sostenible en pequeña escala, los conocimientos tradicionales, los derechos a los recursos naturales y los derechos de las personas trabajadoras, los pueblos indígenas, las mujeres y las generaciones futuras. Los debates se centrarán en soluciones reales: normas vinculantes en respuesta al abuso empresarial, el fin del uso de los plaguicidas y la promoción de la agroecología como ciencia, práctica y movimiento.


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