La burbuja urbanística, la mayor contribución mediterránea al cambio climático

La alteración de los usos del suelo es la principal causa del cambio climático en el Mediterráneo. La desaparición de cobertura vegetal y las marjales bajo el cemento impiden cumplir las funciones de reserva y evaporación de agua que forman las tormentas, lo que altera el ciclo hidrológico. Lo explican varios informes presentados ante la ONU y la Unión Europea donde ha colaborado Millán Millán, director emérito del CEAM, que recuerda que hace más de 40 años que analiza una evidencia que los políticos quieren esconder. También al Acuerdo de la cumbre climática de París trata el tema de pasada. Científicos, ecologistas y el gobierno valenciano coinciden en reconocer que el Acuerdo no aporta soluciones reales al cambio climático.

"Es una verdad incómoda" dice el científico Millán Millán, el documental recordando que hizo famoso el ex-vicepresidente reciclado en activista Al Gore, convertido en gran gurú del anuncio del cambio climático. En concreto Millán se refiere a la censura institucional impuesta sobre la relación directa entre la alteración de los usos del suelo y el cambio climático. Él lleva más de 40 años estudiando el fenómeno, que ha plasmado en diversos estudios presentados ante la ONU y la Unión Europea, pero que han sido reiteradamente escondidos por decisiones políticas en los informes y acuerdos climáticos.

El director emérito del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), explica que las precipitaciones no se producen de la misma manera en la franja atlántica que en el Mediterráneo. En el sur de Europa las tormentas, para recargarse, necesitan el complemento de la evaporación de agua que conservan las marjales o la cubierta vegetal en un recorrido que empieza en el litoral y termina en las montañas de interior. Las construcciones humanas, que cubren de cemento y de ladrillos la costa, impiden el normal funcionamiento del ciclo hidrológico y alteran el régimen de lluvias. Los efectos son tormentas más intensas y concentrades, acompañadas de inundaciones y más periodos de sequía.

El ciclo del agua funciona como un gallinero

Lo explica Millán, el ciclo del agua funciona como un gallinero donde los pollos reciben la alimentación necesaria para poder reproducirse, crecer y servir de alimento. Con la lluvia pasa lo mismo. El agua siempre es la misma en constante circulación pero si el hombre altera su ciclo natural las precipitaciones se alteran y se acaban reduciendo.


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La historia está llena de ejemplos, como el que ocurrió en Caldea y Babilonia donde el aumento de población y el bienestar impulsó la creación de un sofisticado sistema de acequias y canalizaciones para desviar el curso del agua y traerla de donde hiciera falta. En la actualidad la zona es un desierto.

Pífanos, trompetas y timbales

El Acuerdo climático lanzado al mundo entre pífanos, trompetas y timbales en París hace referencia a la importancia a los usos del suelo como consumidores de los gases de efecto invernadero, pero con poca concreción más como el resto del acuerdo de la COP21. Millán considera el texto descafeinado y sin recetas para el problema.

El gobierno valenciano comparte el diagnóstico. El Secretario Autonómico de Cambio Climático, Julià Àlvaro, que ha participado en reuniones de la cumbre de París, destaca la importancia histórica de un acuerdo donde por primera vez 195 países (más la Unión Europea) reconocen sin paliativos que el clima está cambiando por culpa de los humanos. Pero Àlvaro lamenta la falta de concreción y de soluciones reales del acuerdo, "es como reconocer que nos sobran muchos kilos, asegurar que queremos perderlos, pero decir que no vamos a hacer dieta", explica gráficamente. El gobierno valenciano estudia su compromiso personal con el clima con medidas que afectan a los residuos, la política energética, la movilidad y una nueva manera de uso del suelo.

Los ecologistas también muestran su decepción con el texto cerrado en París. Acció Ecologista Agró considera que el problema sigue existiendo y existirá mientras no se cambie el modelo energético basado en los combustibles fósiles, lo que no hace el super Acuerdo COP21. Una declaración de buenas intenciones que parte de reconocer implícitamente un fracaso, porque con los objetivos planteados con toda probabilidad no se podrá evitar que la temperatura media del planeta aumente un máximo 2º a finales de siglo con respecto a la época preindustrial, aunque el texto diga que si lo dejamos en 1,5º...... mejor. Y es que cada cada país básicamente puede decidir qué reducciones de emisiones aplicará y si no lo hace tampoco será sancionado.

Como ya avanzábamos en esto recuerda una reunión como la que gráficamente definía Harvey Keitel (el Señor Lobo) en Pulp Fiction.