Inundaciones, los desastres del agua

Las fuertes precipitaciones que echan a perder viviendas, comunicaciones y cosechas centran el programa 78 de Samarucdigital

La Vega Baja no olvidará nunca la gota fría de septiembre de 2019. La DANA, la forma abreviada de Depresión Aislada de Niveles Altos, anegó el mes pasado poblaciones enteras. Tampoco olvidarán en la Vall d'Albaida los efectos desastrosos en viviendas e infraestructuras por la crecida del río Clariano.

Podemos hablar de un episodio histórico. En algunos puntos se acumularon hasta 500 litros por metro cuadrado, en muchos de ellos en solo dos días. Pero estas precipitaciones excepcionales no nos son desconocidas a los valencianos. Son fenómenos extremos propios de esta vertiente mediterránea, que no han impedido la transformación desbocada del territorio en las últimas décadas. De hecho, en muchos casos, el riesgo de inundación se ha omitido a la hora de trazar nuevos planes urbanos. Con ladrillo y hormigón, nuestras construcciones han empeorado la situación. Las inundaciones, las fuertes precipitaciones que echan a perder viviendas, comunicaciones y cosechas centran la nueva entrega de Samarucdigital.

El problemas con los usos del suelo

Cuando hablamos de inundaciones, la clave no está en el cielo, sino en los usos que le damos al suelo. Es una verdad incómoda, por lo que toca a nuestro motor económico, el turismo. Alterar los suelos naturales inundables con asfalto, que hace que los cerca de 400 litros que podrían acumular por metro cúbico los reservorios de agua en épocas de fuertes lluvias, acaban por llegar a garajes y sótanos, tiene una relación directa con el cambio climático.


Millán Millán, director emérito del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) y uno de los asesores ambientales principales de la Comisión Europea, ha estudiado el fenómeno durante más de 40 años, y ha presentado sus trabajos ante organismos como la ONU y la Unión Europea. Pero la respuesta institucional ha sido siempre la misma, el silencio.

Un clima de extremos

Desde octubre de 1957 en València a septiembre de 2019 en Orihuela. A lo largo de la historia, la Comunidad Valenciana ha sufrido episodios esporádicos de inundaciones, casi siempre a la vuelta del verano. No exageramos si decimos que cada ciudad o cada comarca tiene sus “gotas frías” de récord. En la memoria colectiva permanecen la riada de 1957 a la ciudad de València o en Jávea; la pantanada de Tous el 1982, cuando la presión del agua acumulada rompió la presa y acabó sepultando decenas de poblaciones de La Ribera; o las gotas frías de Alcoi el 1986 y en Alicante el 1997. El impacto de la última gran inundación en el Sur de la Comunidad Valenciana, el septiembre pasado, ha hecho que hablamos de las lluvias torrenciales como las más intensas en 140 años, como resultado del cambio climático.


A pesar de que el territorio valenciano se caracteriza por unas condiciones climáticas bengines, todos y todas recordamos episodios de lluvias torrenciales. No son tan irregulares como pensamos, sino muy típicas del clima mediterráneo. Una buena lectura sobre el tema corresponde al capítulo Tiempos singulares, temporales de levante y ponentadas, del libro Climas y Tiempos, que nos describió en la Biblioteca Verda una de sus autoras, María José Estrela, catedrática del departamento de Geografía en la Universitat de València y expresidenta de la Asociación Española de Climatología, que también nos acompaña en el #SamarucDigitalInundacions.

Una solución, potenciar la huerta tradicional

Algunas organizaciones ecologistas como Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA), han denunciado el papel de la Confederación Hidrográfica del Segura como “cooperador necesario”, en palabras de la organización, en el desastre ocurrido en la Vega Baja, al mantener durante años el lecho viejo del río con un banco de sedimentos, que dificulta en momentos críticos la evacuación de las aguas de los denominados azarbes, las acequias que recogen las aguas sobreras de regar y las de filtración.


Sergio Arroyo, portavoz de AHSA, explica la iniciativa de potenciar la huerta tradicional como la mejor estrategia para hacer frente a las adversidades climáticas. En el web de este colectivo podemos ver las diferencias entre los azarbes tradicionales y los cimentados, los cuales dificultan el drenaje de las aguas embalsadas.

So Natura 78: Inundaciones.

En esta nueva entrega prestamos atención a nuestro clima, y Batiste Miguel ha preparado una secuencia muy mediterránea en el So de la Natura.


El sol calienta sin piedad y los grillos se encargan de la banda sonora. De repente, se mueve el viento y unas nubes negras tapan el cielo azul. En unas horas, llueve tanta agua como en todo el año. Barrancos y ramblas que estaban secas bajan ahora con una violencia extrema, hay que dejarlas fluir sin obstáculos.

Finestra del Samaruc 78: Miquel Gil

En la Finestra del Samaruc del #SamarucDigitalInundacions vamos a la comarca de l'Horta Sud, donde la huella del desvío del Turia, a causa de las fuertes lluvias y la riada de 1957, se comió parte del manto de huertos tradicionales del sur de València. Ese paisaje casi desaparecido de la niñez es el escogido por un buen compañero de viaje, el cantante Miquel Gil, copresentador de Bambant por casa, de la televisión de À Punt.


Biblioteca Verda 78: Ágata Marquiegui, “Inundaciones en la comarca de L'Alacantí"

De fuertes precipitaciones también va hoy nuestra Biblioteca Verda. Acogemos el título Inundaciones en la comarca de L'Alacantí, editado por la Universidad de Alicante en 2012. Su autora, la arquitecta Ágata Marquiegui, catedrática de Geografía y buena conocedora del patrimonio hidráulico alicantino, nos hace un resumen de este detallado estudio de la riada drástica del 1997 en Alicante, que revela que los motivos, además de climáticos, derivan de una ordenación del territorio que no tiene bastante en cuenta los factores de riesgo.


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